Tengo 37 años y durante más de tres décadas viví con ansiedad generalizada.
Una ansiedad tan normalizada que me llevó a sostener una vida que no estaba alineada conmigo: siempre buscando aprobación externa, guiada por el miedo, el juicio y la autocrítica.

A los 19 años me mudé a Barcelona pensando que eso era “triunfar”. Durante 14 años cambié de trabajo y de casa una y otra vez, viví acelerada, desconectada de mí y refugiándome en estímulos externos: trabajo sin pasión, noches de fiesta, compras impulsivas.
Hoy veo que, en realidad, estaba huyendo de mí misma.

El primer cambio

En 2017, trabajando como estilista de moda y agotada física y mentalmente, probé una clase de yoga en un centro cercano a mi casa. No siempre entendía lo que hacía en la esterilla, y a veces me incomodaba… pero algo en mí cambiaba cada vez que salía de allí. Tanto, que seguí yendo incluso cuando me mudé, aunque eso implicara casi una hora de metro en hora punta.

En 2020, en plena pandemia, comencé mi formación en Hatha Yoga. Ese mismo año perdí mi trabajo y, con la vida en pausa, llegó el estallido: ataques de pánico, angustia, despersonalización, insomnio y todo tipo de síntomas físicos.

Parar para mirar hacia dentro

Con resistencia, dejé Barcelona y volví a mi hogar de origen. Allí tuve el privilegio de parar y dedicarme a sanar: terapia, naturaleza, lecturas de psicología, filosofía del yoga y budismo.
En ese tiempo entendí que mi sensibilidad no era un problema, sino un regalo… siempre que viviera en entornos y con personas que me nutrieran.

Aprendí a poner límites, a redefinir mis valores y a soltar creencias que me alejaban de mí.
Descubrí que, a través del trabajo corporal y la respiración consciente, podía sentirme segura en mi propio cuerpo, regular mi sistema nervioso y dejar de normalizar la tensión constante.

Te acompaño a relacionarte con tu mente de una forma más amable, dándole el espacio justo y aprendiendo a no dejar que tome el control.
Poco a poco, descubrirás cómo vivir desde el modo observador: reconociendo cuándo aparecen viejos patrones y aprendiendo a no identificarte con ellos.

Si mi historia resuena contigo y sientes que es momento de dar un paso hacia una vida más calmada y en conexión contigo, estaré encantada de acompañarte en ese proceso.

Te abrazo,
Marina.